Por: Emmanuel Canales Arias
Disponible en Amazon Prime Video
El Príncipe de Egipto es una película animada del estudio DreamWorks con diversas canciones en su desarrollo, pero sin llegar a ser el tedioso filme musical. Es una de las interpretaciones más vibrantes y humanas que he visto de la historia de Moisés en la pantalla grande. Basada en el relato bíblico del Éxodo, esta película no solo transmite una épica lucha entre esclavitud y liberación, sino que también explora de una manera mucho más cercana los significados profundos del llamado de Dios.
La historia
La película narra la vida de Moisés, quien, luego de ser rescatado de las aguas de manera milagrosa, pasa de ser un hebreo a convertirse en hijo del faraón. Dentro de esta vida, se ve envuelto en diversas problemáticas de carácter interno, buscando su verdadera identidad. El relato continúa hasta el momento en que libera a los israelitas de la esclavitud.
Lo que impresiona es la manera en que presentan a Moisés en la película, pues no lo muestran como un ser casi superheroico que va a liberar a un pueblo del yugo opresor, sino como un ser humano como cualquiera de nosotros, lleno de dudas, miedos y conflictos internos. La película profundiza en su lucha personal con su verdadera identidad, su destino divino y su relación con el pueblo que está destinado a liberar.
Desde el punto de vista teológico, muestra de manera accesible la importancia del llamado divino. El Dios de la película no es solo un ser distante y trascendente; es un Dios cercano, que se comunica con Moisés de manera personal, instándole a actuar frente a la injusticia. La liberación de Israel es presentada no solo como un acto histórico, sino como una manifestación del amor y la justicia divinas, que desafían la opresión y el abuso de poder.
Banda sonora y animación
Uno de los aspectos más notables del filme es cómo mezcla de manera perfecta y armoniosa la banda sonora, las canciones y su increíble animación para la época en que fue producida. Fue la primera película animada en utilizar una combinación de animación tradicional y CGI (animación por computadora), lo que le permitió crear la espectacular escena de la separación del Mar Rojo, una de las secuencias más impresionantes de la historia de la animación.
Junto con esa imagen, la banda sonora, compuesta por Hans Zimmer -gran compositor de películas como El Rey León, Gladiador, Piratas del Caribe e Interestelar-, es otro punto clave. Destaca la canción When You Believe,
interpretada en su versión en inglés por Whitney Houston y Mariah Carey. Las melodías no solo son hermosas, sino que refuerzan los temas de esperanza, fe y liberación. La música lleva al espectador a través de los momentos de angustia y de triunfo de los personajes. Las canciones no se sienten solo como música de fondo; están integradas profundamente en la narrativa y aparecen en los
momentos justos, llevando al espectador en un tren de emociones.
El tema Libéranos, que abre la película con su tono solemne y épico, establece de inmediato la gravedad de la situación de los hebreos en Egipto. Las Plagas, que acompaña la escena de la mano poderosa de Dios actuando frente a la dureza del corazón del faraón, es una canción emocionante (y una de mis favoritas). La banda sonora muestra el inmenso poder de Dios, la necedad del faraón pese a ver el caos en su reino y la humanidad de Moisés, quien empatiza no solo con el sufrimiento de los israelitas, sino también con el de los propios egipcios que padecen las consecuencias de la rebeldía de su líder.
Conclusión
El Príncipe de Egipto, pese a ser una película de animación, no se limita a ser una simple película infantil; aborda cuestiones de fe, destino, justicia y el sufrimiento humano de una manera madura y reflexiva. Esta capacidad para entrelazar entretenimiento con profundidad espiritual es uno de los logros más grandes de la película.
Con una animación impresionante, una banda sonora inolvidable y una historia que resuena con la experiencia humana, la película se mantiene como una obra fundamental en el cine religioso y en el cine de animación en general. Aunque toma algunas libertades con el relato bíblico, su enfoque en los dilemas espirituales y humanos de los personajes la convierte en una reflexión teológica significativa, que invita a los espectadores a cuestionar su propia relación con lo divino y con los demás.