Como parte de las actividades programadas por el 67º aniversario de la Universidad Católica del Norte, el miércoles 31 de mayo, miembros de la comunidad universitaria participaron en la Misa de Acción de Gracias que se llevó a cabo en la pérgola comunitaria de la capilla María Reina.

La ceremonia fue presidida por el Arzobispo de Antofagasta y Gran Canciller de la UCN, Monseñor Ignacio Ducasse y concelebrada por el Vice Gran Canciller de esta Casa de Estudio, André Hubert Sj y los sacerdotes asesores de la Pastoral universitaria; Gilberto Garay, Javier Ossa Sj y Francisco Álvarez.

En la homilía Monseñor Ignacio Ducasse, habló sobre evangelizar con el silencio y como esto parece una paradoja. Y sin embargo no lo es. Se evangeliza con los gestos silenciosos y elocuentes del amor cuando se vive lo que se cree y cuando se transparenta en las obras, la fe.

Por otro lado, mencionó que la educación reducida a una mera instrucción técnica, o a mera formación científica, se convierte en una alienación de la educación; creer que se puede transmitir el conocimiento abstrayéndolo de su dimensión ética sería como renunciar a educar. 

“Por ello, la formación de los profesionales y líderes alcanza sus objetivos cuando logra invertir el tiempo académico con el fin de desarrollar no solo la mente, sino también el corazón, la conciencia y las capacidades prácticas del estudiante; los conocimientos científicos y teóricos deben mezclarse con la sensibilidad del erudito e investigador para que los frutos del estudio no se adquieran en un sentido autorreferencial, sino que se proyecten en un sentido relacional y social.”, señaló Mons. Ducasse.

Es importante resaltar, que durante el ofertorio un grupo de académicos, funcionarios y estudiantes UCN hicieron llegar al altar ofrendas como: la bandera institucional, el libro 60 años de la UCN, pañales para adulto mayor, recolectados por la comunidad universitaria que serán entregados al Hogar Don Orione institución que trabaja directamente con nuestra Pastoral desde 1998, también pan y vino, que representan el cuerpo y la sangre de Cristo; estas ofrendas, fueron ofrecidas al Señor con la seguridad que será multiplicado en frutos espirituales y apostólicos.